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Mostrando entradas de marzo, 2016

La oscuridad cala mi interior.

Que salga el sol no impide que haya días grises, no todas las historias tienen finales felices, y menos las que vivo yo. No hablo del tiempo, sino de lo que ocurre en mi interior. En el exilio me condeno, envidio el amor ajeno. Busco el mío y lo persigo pero no lo encuentro, por eso mi corazón está lleno de veneno aunque por lo menos, de algo estoy lleno. Mirándolo por el lado bueno, el mal tiempo y los días grises tienen algo en común conmigo.

Perdido en lo más profundo de ti

Adoro toda parte de tu cuerpo, desde tu último pelo hasta el dedo meñique de tu pie. Porque contigo me pierdo, pero más quisiera perderme en tu piel. Eres como un inmenso océano, en el que yo no soy más que un mero espectador. Que con temor; escucha desde la lejanía el ida y venida de la marea. Con temor desde la lejanía por miedo a acercarme, acercarme lo suficiente para mirar tus ojos y en tu mirada ahogarme. Ese sería el punto de no retorno, en los cuales me perdería como si de un laberinto se tratase. Una vez ocurrido esto, tendría claro que a vivir en ellos me quedaría.

La terrible necesidad.

Te necesito, es cierto. Busco en ti amparo. Como un barco a la deriva buscando la luz del faro. Como ese suicida busca eso que no le haga apartarse de la vida. Como un moribundo esperando su ración de comida. Y ojalá pudiese cambiar el ayer porque ya no recapacitas. Pero llego tarde, algo cambio y fallé. Y ya no me necesitas